La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado y puede manifestarse de diversas formas, cada una con su propio modo de transmisión y perfil sintomático.
En este artículo hablaremos de los aspectos clave de la hepatitis, sus características distintivas y los signos reveladores que justifican la atención médica al paciente.
Comprendiendo el papel del hígado
El hígado es un órgano extraordinario que desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la salud. Actúa como un filtro biológico, limpiando el torrente sanguíneo de toxinas y subproductos metabólicos.
Además, contribuye a la digestión, la absorción de nutrientes y la síntesis de proteínas y hormonas esenciales. Cualquier alteración de las funciones del hígado puede tener consecuencias de largo alcance en el organismo.
La hepatitis, un invasor silencioso
Esta enfermedad, causada por distintas cepas de virus, representa un problema de salud pública en todo el mundo. Estos invasores microscópicos pueden infiltrarse silenciosamente en el organismo, pasando a menudo desapercibidos hasta que se produce un daño hepático importante. Los tipos de hepatitis más frecuentes son:
Hepatitis A (VHA)
El virus de la hepatitis A (VHA) es muy contagioso y se transmite a través de alimentos, agua o contacto personal estrecho. Aunque suele ser autolimitada, puede causar una inflamación aguda del hígado y es caracterizada por síntomas como:
- Ictericia (coloración amarillenta de los ojos y la piel).
- Fiebre.
- Fatiga.
- Pérdida del apetito.
- Náuseas y vómitos.
- Molestias abdominales.
- Orina oscura.
Los virus que causan la VHA subsisten en el medio y pueden resistir a los métodos que se utilizan habitualmente en la producción de alimentos para inactivar o controlar las bacterias patógenas. Si ha tenido VHA, usted desarrollará una memoria inmunológica que lo protegerá de padecerla nuevamente. Sin embargo, todavía puede contraer otros tipos de hepatitis viral.
Hepatitis B (VHB)
El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite principalmente por contacto con fluidos corporales infectados, como sangre, semen u otras secreciones. También puede transmitirse de madre a hijo durante el parto. Asimismo, este puede evolucionar a una enfermedad crónica, que puede desembocar en cirrosis hepática y cáncer. Los síntomas agudos pueden ser similares a los de la VHA, pero el riesgo adicional es que la infección puede perdurar en el tiempo generando una hepatitis crónica.
Los síntomas pueden incluir:
- Ictericia.
- Cansancio o fatiga frecuente.
- Pérdida del apetito.
- Dolores abdominales.
- Náuseas y vómitos.
- Dolor articular.
- Entre otros.
Diferencias entre la VHB aguda y VHB crónica
La hepatitis B aguda es una infección a corto plazo. Si usted tiene síntomas, estos pueden durar algunas semanas, en otros casos hasta 6 meses. No obstante, la hepatitis B crónica es una infección duradera que ocurre cuando el cuerpo no puede combatir el virus y este no desaparece.
Asimismo, la infección crónica puede causar complicaciones de salud que incluyen la cirrosis, la insuficiencia hepática y el cáncer de hígado. El diagnóstico y el tratamiento temprano pueden reducir la probabilidad de padecer estas enfermedades crónicas.
Hepatitis C (VHC)
El virus de la hepatitis C (VHC), que se transmite principalmente a través de la exposición a sangre contaminada, suele pasar desapercibido durante años, causando daños en el hígado de forma silenciosa. El consumo de drogas intravenosas, las prácticas médicas inseguras y el contacto sexual sin protección son factores de riesgo comunes.
La mayoría de las personas infectadas no tienen síntomas. Algunas con una infección aguda de hepatitis C pueden tenerlos dentro de 1 a 3 meses, después de haber sido expuestas al virus. Estos síntomas pueden incluir:
- Ictericia.
- Fatiga.
- Fiebre.
- Náuseas y vómitos.
- Pérdida del apetito.
- Dolor abdominal.
- Orina oscura.
Los doctores diagnostican esta clase de hepatitis con base en su historia médica, un examen físico y análisis de sangre.
Hepatitis D (VHD)
También conocida como “hepatitis delta”, es una forma que sólo puede darse en individuos ya infectados por el virus de la hepatitis B. Esta coinfección puede exacerbar el daño hepático y acelerar la progresión de la enfermedad hepática. Los síntomas son similares a los de otros tipos de hepatitis víricas.
En ese sentido, las coinfecciones pueden causar hepatitis aguda grave. En la mayoría de los casos, las personas pueden recuperarse y combatir las infecciones agudas de hepatitis D y B y los virus desaparecen. Sin embargo, en menos del 5 por ciento de las personas con coinfección, ambas infecciones se vuelven crónicas y no desaparecen.
Hepatitis E (VHE)
El virus de la hepatitis E (VHE) se transmite principalmente a través de agua o alimentos contaminados y es más frecuente en regiones con saneamiento deficiente y acceso limitado a agua limpia. Aunque suele ser autolimitada, puede suponer un riesgo importante para las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades hepáticas preexistentes. Los síntomas se parecen a los de la VHA.
La mayoría de las personas se recupera de la hepatitis E aguda sin complicaciones. En algunos casos esta puede causar insuficiencia hepática aguda.
En las mujeres embarazadas, la VHE puede causar otras complicaciones para la madre y el bebé, como la muerte fetal, parto prematuro, entre otras.
Hepatitis no viral: Culpables alternativos
Aunque las infecciones virales son las principales responsables, hay otros factores que también pueden contribuir a la inflamación y el daño hepático. Entre ellos se incluyen:
- Hepatitis alcohólica: El consumo excesivo y prolongado de alcohol puede causar estragos en el hígado y provocar esta enfermedad, que se caracteriza por inflamación, cicatrices y posible insuficiencia hepática si no se trata.
- Hepatitis tóxica: Ciertos medicamentos, suplementos, toxinas o sustancias químicas pueden desencadenar una hepatitis tóxica, causando lesiones hepáticas y alteraciones funcionales. En estos casos, es crucial un seguimiento cuidadoso y una intervención médica rápida.
- Hepatitis autoinmune: En esta enfermedad, el sistema inmunitario ataca por error y daña las células hepáticas, lo que provoca una inflamación crónica y si no se controla, una posible insuficiencia hepática.
- Esteatohepatitis no alcohólica: Algunas afecciones como la obesidad, la diabetes y el colesterol alto pueden contribuir a la acumulación de grasa en el hígado, una enfermedad conocida como hígado graso no alcohólico (HGNA) o esteatosis hepática. Cuando la infiltración de la grasa se acompaña de inflamación, se denomina esteatohepatitis no alcohólica, situación que en algunos casos puede llegar a producir cirrosis.
Si experimenta algunos síntomas o sospecha que ha estado expuesto a esta, es imperativo que busque atención médica inmediata. Un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente los resultados y evitar daños hepáticos mayores.
Tratamientos y cuidado del paciente
El enfoque terapéutico de esta enfermedad varía en función del tipo específico y la gravedad de la afección. A continuación se exponen algunas estrategias de tratamiento habituales:
Hepatitis viral
- Medicamentos antivirales para suprimir la replicación vírica y evitar mayores daños hepáticos.
- Fármacos inmunosupresores para la hepatitis autoinmunitaria.
- Trasplante hepático, en casos de insuficiencia hepática avanzada.
Hepatitis no viral
- Abstinencia de alcohol.
- Interrupción de medicamentos o sustancias perjudiciales para la hepatitis tóxica.
- Terapia inmunosupresora para la hepatitis autoinmune.
- Modificaciones en el estilo de vida, como control del peso y cambios en la dieta, para la hepatitis metabólica.
¿Cómo puedo prevenir la hepatitis?
Entre las medidas preventivas eficaces se incluyen:
- Vacunación contra la VHA y VHB para grupos e individuos de alto riesgo.
- Practicar relaciones sexuales seguras y evitar compartir agujas.
- Mantener una buena higiene personal, incluido el lavado de manos y las prácticas de seguridad alimentaria.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y adoptar un estilo de vida saludable.
En pocas palabras
Esta enfermedad, en sus diversas formas, supone una amenaza importante para la salud del hígado y el bienestar general. Si conoce los distintos tipos, sus modos de transmisión y los síntomas asociados, usted puede tomar medidas proactivas para protegerse y buscar la intervención médica oportuna cuando sea necesario.
Mediante una combinación de educación, prevención y un tratamiento adecuado, puede aliviarse la carga de dicha afección y caminar hacia un futuro más sano.
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Fuentes consultadas
NIH. National Institute of Diabetes and digestive and kidney diseases. Hepatitis viral y sus tipos. Disponible en:
https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-higado/hepatitis-viral/que-es
ASSCAT. Asociación catalana de pacientes hepáticos. Tipos de hepatitis y sus síntomas. Disponible en:
https://asscat-hepatitis.org/tipos-de-hepatitis-los-cinco-conocidos-y-como-se-produce-la-infeccion/
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Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/hepatitis.html
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Disponible en:
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-a
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https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/hepatitis-virales
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Disponible en:
https://www.paho.org/es/temas/hepatitis/5-cosas-que-debes-saber-sobre-virus-hepatitis
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https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/alcoholic-hepatitis/symptoms-causes/syc-20351388
Enfermería Especializada Aurora Health Care. Hepatitis no viral.
Disponible en:
https://es.aurorahealthcare.org/services/gastroenterology-colorectal-surgery/non-viral-hepatitis